Hay factores que influyen en la aparición del cáncer de mama. Entre ellos podemos mencionar hormonas, herencia genética, hábitos de vida, obesidad, tabaquismo, alcoholismo, falta de ejercicio, prótesis para aumentar el tamaño del busto, haber tenido la primera menstruación antes de los 12 años, tener el primer hijo después de los 30 años, tratamientos con hormonas para disminuir las molestias de la menopausia, etcétera.
Por otro lado, las pacientes que ya tuvieron cáncer de mama, es posible que lo presenten tiempo después, en la mama que estaba sana.
En las células de las mamas es donde se forma este tipo de cáncer y tiene ocho variantes:
Uno de los principales síntomas del cáncer de mama es la presencia de una masa o bulto en la zona del pecho, misma que se puede
detectar en la autoexploración o en la mamografía (conocida también como mastografía). Otros síntomas son cambio en el aspecto de la mama, enrojecimiento o aspecto similar a la cáscara de una naranja (con muy pequeños hoyos) en la piel de la mama, formación de costras o descamación alrededor del pezón y cambios de aspecto en el pezón o retracción de este.
El cáncer de mama tiene origen en el crecimiento anormal de células. Dichas células forman una masa o bulto que puede ser percibido. Si se diseminan, producen metástasis, es decir, cáncer en otra parte del cuerpo además de la mama.
Dependiendo de qué tan avanzada esté la enfermedad, el tratamiento podrá ser quirúrgico, con radiación o quimioterapia. Cada médico ginecólogo determinará la mejor ruta.
Si durante la autoexploración se detecta algo anormal en las mamas, es indispensable acudir lo más pronto posible con el ginecólogo. El médico ginecólogo descartará posibles causas y de ser necesario ordenará practicar estudios de laboratorio. Por tanto, los exámenes personales, así como las visitas regulares al especialista, son acciones necesarias para prevenir el cáncer de mama o detectarlo en etapas tempranas, lo que permitirá un pronóstico positivo en el tratamiento.
Asimismo, un cambio de hábitos de vida hacia hábitos positivos, podrán reducir el riesgo de este y otros tipos de cáncer. Entre estos hábitos positivos están: practicar ejercicio 30 minutos al día por los menos 5 veces a la semana, una dieta balanceada, dejar de fumar y de tomar bebidas alcohólicas, dormir no menos de 7 horas diarias, mantener un peso corporal adecuado.
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